martes, 19 de febrero de 2008

La mentira

Esta mañana vi su coche en la carretera y aceleré para llegar unos segundos antes que ella, puediendo hacerme el encontradizo en el aparcamiento (a estas alturas ella no va a creer en la casualidad, pero tampoco parece que le disguste).

Eso me ha permitido hablar un poquito más de lo habitual con ella, apenas un par de minutos, en los que he intentado ser tremendamente protocolario (cuanto trabajo, qué tal el fin de semana...) y para soltarle mi mensaje sobre lo inoportuno de la rosa.

Se lo he contado de forma similar al mail que no le escribí, y parece que han quedado creíbles mis excusas sobre la mala elección del día, pero la acertada decisión de regalarle algo para expresar cariño. Ella tiene una imagen de mí de alguien que no se desenvuelve bien con el resto de la gente (si me juzga por mi trato con ella es normal que piense así), así que he hecho uso de esa imagen para decirle que no estoy muy familiarizado con los protocolos de la amistad, pero que no se piense nada raro.

Me asombra lo convincente que he estado, pues hace tiempo que no soltaba una mentira más gorda, aunque a la vez dudo que se lo pueda tragar en su composición de querer fomentar una amistad.

Creo que la causa de mi ansiedad es debida a la falta de planes, de perspectiva a medio plazo, así que si soy capaz de dar pasos para que se crea que yo también vivo nuestra "amistad" como algo natural estaré abonando el terreno para el próximo ataque.

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