viernes, 28 de marzo de 2008

Alguien más lo sabe

En los orígenes de esta penosa historia yo tenía amistad con un compañero que, a su vez, trabajaba muy directamente con ella. Cuando él se enteró de mi constante interés por ella nuestra relación se enfrió. Realmente se enfrió porque hay amistades que pasan, y esta fue una de ellas, aunque seguimos teniendo muy buena relación.

Sé que esta persona mantiene cierto grado de confianza con ella, pues siguen trabajando juntos en muchas ocasiones, lo que no sabía es que ella le siguiera manteniendo al tanto de lo que le pasa conmigo.

De nuevo sigo un razonamiento para llegar a esa conclusión, pues ayer tuve una relación de trabajo con este compañero y me preguntó por mis vacaciones indicando el destino de las mismas. Esto me puso la mosca sobre la oreja pues muy poca gente conoce el destino de mis vacaciones, sólo algunas personas que no tienen ningún contacto con este compañero... y ella.

Además cuando me dijo la ciudad de destino y vio mi cara de extrañeza ante que lo supiera se quedó algo cortado, y tras pensarlo unos segundos dijo que se lo había comentado otro compañero que a ciencia cierta no podía saberlo. Por tanto es muy probable que haya sido ella quién le contara a dónde iba de vacaciones.

Si no tuviera nada que ocultar pues me habría dicho sin ningún problema que fue ella quién se lo dijo, pero si oculta esa información es porque guarda algo más, o porque simplemente no quiera saber que estuvo hablando de mí con ella.

En definitiva, que ella sigue sin hablarme ni saludarme, y además cuenta alguna historia a mis espaldas... lo cierto es que esto me decepciona, no porque ella hable con quién quiera, sino porque pensaba que era una persona que diría las cosas a la cara, que no tendría problemas en contestar una llamada o un mensaje para decir que no le apetece hacer tal o cual cosa, que tenía algo de confianza conmigo... Sin embargo veo que todo está mucho más lejos de lo que pensaba, habrá que volver a empezar de cero.

jueves, 27 de marzo de 2008

Comentando el encuentro casual

He estado pensando un poco en las consecuencias del encuentro "casual" que tuvimos. Ciertamente salí a la calle a buscarla, pero fue una casualidad como un piano encontrarla.

Evidemente a ella no le apetecía verme, lo que no entiendo es porqué no contestó a algún mensaje para darme una respuesta negativa (quizás porque no sabe decir que no).

Una vez nos encontramos su prima ejerció de testigo, y dado lo extraño de su respuesta (si te encuentras a alguien casualmente por la calle no es normal que le digas que no quieres que te acompañe) supongo que tuvo que hablar con ella acerca de quién era yo. Claro que desconozco hasta donde llega la confianza con su prima.

Por tanto la prima, de una forma o de otra, tendrá algo de información que quizás pudiera ser compartida con más gente. A ver si hilo el razonamiento: si sales por ahí y te encuentras casualmente a alguien del trabajo es posible que, al día siguiente, lo comentes en casa como algo anecdótico, una cosa como "¿sabes a quién me encontré?". Al hablar de casa me refiero a comentarlo con el marido, cosa que no creo que sucediera, dados los precedentes, si no hubiera estado la prima. Sin embargo la prima estaba allí, y si ella no comentara nada podría estar dándole a suponer a la prima que hay algo extraño entre nosotros, así que buscando aparentar una relación normal hay cierta probabilidad de que se lo comentara al marido.

No sé, vuelvo a elucubrar inútilmente, pues sea como fuere, lo comentara o no no me aporta más información, sobre todo cuando es evidente que para ella estoy siendo un estorbo.

Contradicciones

Esta mañana al menos ha esbozado un protocolario buenos días mientras bebía un vaso de algún anticatarral.

Ha surgido una ocasión de un contacto meramente profesional y he comprobado que está resfriada, además de seria. Sea como sea sé que ella intenta que la relación profesional no se vea afectada por cosas externas.

Al estar cerca de ella me asaltan todos los demonios, por un lado he vivido unos días tranquilos, sin tener la mente a dos mil buscando excusas para acercarme, por otro veo que estoy demasiado acostumbrado a tener dependencia psicológica de mi propia necesidad de buscarla. Sin embargo cuando pienso en ella empiezo a sentir cierta angustia, pues he empleado demasiado esfuerzo en una misión imposible...

Sea como sea la relación profesional debe continuar hasta que me marche, y tanto si quisiera volver al ataque como si no lo más conveniente por ahora es no dar ni un solo signo de pretender algo más allá de lo estrictamente laboral.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Poker con cartas descubiertas

Desde el primer momento le dije lo que sentía, desde el primer momento le hice conocerme aunque no quisiera, y así he jugado un poker descubierto.

Ella dijo que el póker descubierto también tenía su encanto, aunque quizás nunca imaginó que sería capaz de de seguir jungando durante tantos años.

No me quedan cartas, ni en la mesa ni en la manga, pero me resisto a dejar la partida.

Desintoxicación

Me siento como tras haber pasado una terapia de desintoxicación, veo claro que la única salida va a ser huir lejos, pues nada más verla me he sentido como un drogadicto que ha pasado el mono, pero que no ha superado su adicción.

La he admirado por unos instantes, pero ella ni me ha saludado, ni me ha mirado... sé que esto podía pasar, no soy nadie en su vida, un estorbo quizás, pero mientras la pueda tener cerca seguiré buscando la forma de conquistarla... nunca me rindo, ni ante la evidencia.

Mientras mi cabeza se activa y busca qué hacer para aproximarla durante los próximos días, ya he empezado a mover cosas para dejar el trabajo, aunque se me antoja que eso no va a ser mucha solución pues seguiré teniendo muchas opciones de coincidir unos segundos con ella.

viernes, 14 de marzo de 2008

Podía haber sido peor

Sí, supongo que si me hubiera dicho "muérete, no quiero volver a verte en la vida" habría sido peor, aunque creo que lo estará pensando, pero no tiene narices para decírmelo, ni eso ni simplemente "no me apetece", pues la palabra "no" parece no estar en su vocabulario.

Tal y como había previsto la escribí un SMS (el de "¿Habemos marcha?"). A la media hora sin respuesta la llamé sin que contestara, y a la media hora la volví a llamar con idéntico resultado. Se podía suponer que estaba en un sitio ruidoso, por suponer es lo más probable.

Así que ni corto ni perezoso me lancé a la aventura de patear las calles de la ciudad, los sitios habituales por donde se cena y se sale de copas (a raíz de algún comentario suyo deduje la zona por la que podría estar... igual que otras muchas miles de personas). La probabilidad de encontrarla era prácticamente nula, pero yo tenía que intentarlo... y tras diez minutos me la encontré caminando de frente con su prima.

La cara de ambas era un poema, serias, muy serias, la prima parecía apesadumbrada, así que deduzco que estaban hablando de algo delicado.

Yo me calcé mi mejor sonrisa y se lo puse a huevo con la frase "¡Horror! ¡espanto! ¡con lo que te encuentras!", y ella muy seria dijo "pues sí". Supongo que mi frase no fue la mejor, pero tampoco fue tan mala ya que intentaba ser distendido.

En esta ocasión ni una sonrisa, sólo silencio y mantener la distancia que rompí con un beso protocolario. Tras presentarme a su prima (bueno, creo que me la autopresenté), casi una adolescente que parecía entre asustada y a punto de echarse a llorar, le dije que estaba dando una vuelta y ella "nosotras vamos a tomar una copa... solas", "sí, sí, claro" respondí, y ya no recuerdo siquiera si dije buenas noches, adiós o nada, pues siguieron su camino y yo el mío.

Ahora mismo estaría totalmente hundido si no fuera porque deduzco que estaban hablando de problemas serios y es normal que no quieran interferencias, y también porque al volver a casa me he cruzado con varios grupos de chicas jóvenes y no tan jóvenes que me han radiografiado, y aunque sea un consuelo tonto a uno siempre le sube la autoestima saber que, a pesar de los años, sigue en el mercado.


¿Tirar la toalla? Ya me gustaría, pero se me antoja más imposible que poder tenerla algún día. Ahora me espera una semana de vacaciones, insuficiente para olvidarla, pero al menos podré pensar otras formas de abordarla, aunque el único secreto creo que estará en la paciencia, esperar a que pase por algún bajón en su relación y saber mantenerme suficientemente lejos como para no molestar, pero suficientemente cerca como para enterarme y actuar en el momento oportuno.

¿Meses?, ¿años quizás?... bah, nada que no haya esperado ya.

A qué hora la llamo

Finalmente no ha venido esta mañana al trabajo, aunque se está conectando esporádicamente desde casa. Deduzco que quizás haya venido la prima en cuestión, aunque no me cuadra con que esté trabajando en casa.

En cualquier caso el escenario que se me pinta es que ella se intentará escaquear, con lo que tendré que llamarla o enviarle algún mensaje para poder encontrarme con ella (ellas, en este caso).

Me pregunto que a qué hora puede ser adecuada. Creo que las tengo que dejar cenar tranquilas, que charlen de sus cosas, así que antes de las nueve ni hablar. Quizás las diez puede ser una buena hora, pues entre que voy y las encuentro ya es hora exclusiva de copas y alcohol.

He pensado que el SMS a enviarle debe ser despreocupado, pero concreto para que no se pueda salir por una tangente. Algo así como "¿Habemus marcha y copichuelas? Díme hora y lugar para interceptaros".

No me acaba de convencer del todo, pero creo que puede funcionar.

Opción con carabina

Creo que por primera vez en mi vida he sido bueno improvisando, si bien la improvisacón ha salido fruto de varios ensayos.

Llegué pronto del viaje, así que pensé en preparar el terreno (comentarle cualquier cosapara luego tener un tema de que hablar y poder iniciar la conversación) para proponerle salir a tomar algo. Dada la hora la envié un SMS diciéndole si le apetecía tomar algo (té, café, whisky doble sin hielo), pues hace tiempo me dijo que si alguna vez estaba cerca de su casa por la tarde la podía llamar para ver si tenía un hueco para tomar algo.

El caso es que me contestó a la hora y media para decirme que estaba en el parque con el niño, y que si quería podía venirme al tobogán. Una respuesta relajada que favorecía mi objetivo, que no era tomar algo (lo veía poco probable) sino preparar el terreno.

Para asegurarme de tener una oportunidad de hacerle la osada propuesta final pensé que además de intentar cruzarme por la mañana con ella debía intentarlo también por la noche, así que me pasé por la zona de su gimnasio a la hora a la que suele salir. Tuve suerte en esta ocasión y me crucé con ella.

Iba vestida con su chandal y su pelo recogido, lo que la hace aún más delgada. Aunque ella me dijo que había quedado con una amiga y que tenía prisa yo me mentalicé de que debo aparentar seguridad y alegría, sino mi oferta sería poco apetecible.

En los escasos dos minutos que charlamos, camino de su gimnasio, me hizo referencia al SMS del tobogán, lo que originó una charlilla distendida que la conclui con mi propuesta de salir el viernes por la noche de copas o de marcha. Ella me dijo que es que venía su prima... me había pasado todo el día pensando en cómo hacer la propuesta, y una de las opciones era que me respondiera que había quedado con alguna amiga, así que tenía la respuesta preparada: "pues os invito a las dos, incluso os hago de chófer para salir de la ciudad y que podáis tomar lo que os apetezca".

Su cara estaba seria, y no sé ya si por salir de la situación o si lo decía sinceramente dijo que de acuerdo. Yo me quedé perplejo e incrédulo sólo puede esbozar un "¿en serio?", a lo que ella me dijo que dependerá de si a su prima le apetece, pero que hablamos.

Y se fue con su prisa.

Yo he quemado mis naves, ahora queda ver si obtengo resultado.

Ella se quedó seria, creo que voy conociéndola mejor y es una persona a la que le cuesta mucho decir que no de una forma tajante, así que yo seguiré forzando la máquina hasta que o resulte algo positivo o definitivamente le haga saltar los plomos.

Tengo el día para pensar cómo actuar esta noche, desde luego debo ser divertido y agradable, nada plasta y en plan amigo. No podré hacer el ataque explícito que pensaba... o quizás sí, aunque midiendo mucho las palabras (ya estoy ensayando frases). Sea como sea creo que mi objetivo principal debe ser agradar a su prima, pues eso me permitirá meterme un poco más en su vida sin que ella pueda intervenir.

jueves, 13 de marzo de 2008

Con nocturnidad, pero sin alevosía

No lo puedo remediar, apenas duermo un par de horas y ya estoy dándole vueltas a la cabeza para buscar alternativas. Tras haberse frustado el intento de coincidir en el viaje (estoy en el destino más solo que la una, pues apenas tengo trabajo ya que me inventé la necesidad del viaje por la posibilidad de intentar coincidir con ella) me sigo negando a asumir la evidencia, mientras hay vida hay posibilidad de hacer cosas para conseguir los objetivos.

Cierto es que debo reflexionar unos días sobre las palabras a utilizar para plantear un asalto más agresivo, pero mientras tanto intentaré un cambio de contexto. Mañana por la mañana la esperaré a la entrada del trabajo, y en el camino le propondré, con todo el morro del mundo, salir por la noche... ¿proponerle salir por la noche a una mujer casada y con niño? Absolutamente descabellado, sí, pero sé que a ella le encanta ir de marcha, y a su marido no le gusta en absoluto, así que la tentaré con algo que le gusta. Soy consciente de que la respuesta va a ser absolutamente negativa, pero al menos asociará en su mente algo que le apetece (salir de copas y bailoteo) conmigo.

Es algo preregrino, pero he de abrir nuevas vías por las que pueda buscar un contexto distinto del laboral, y ante sus negativas nada mejor que mi constancia.

Parezco eufórico, y es que las horas de viaje me permiten darle vueltas a la cabeza e inventarme la historia que más me convenga, lo que funciona como la heroína, que mientras tienes la dosis en vena va de puta madre, pero cuando te das cuenta que la dosis se acaba la bajada a la realidad llega hasta el séptimo infierno.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Sin comida y sin viaje

A la hora que es ya parece imposible que mañana se vaya a venir de viaje, supongo que el cliente no ha llamado.

De esta forma me quedo sin alternativas. Difícilmente puedo hacer que se interese por mí si apenas puedo contactar con ella, así que tendré que pensar más excusas para compartir largos ratos, aunque sean profesionales.

De momento sólo me queda intentar coincidir con ella en la calle, es casi imposible saber a la hora a la que va a salir de su casa o a dónde va a ir, pero no me queda más remedio que intentarlo y pasear por su zona hasta caer reventado, todo sea por verla unos segundos más.

Cinco horas

Por fin he podido dormir algo, cinco horas nada menos, tras las cuales estaba claro cuál iba a ser mi primer pensamiento, pero al menos creo que mi mente ha descansado un rato, pues no recuerdo haber soñado con ella esta noche. Supongo que el agotamiento me ha hecho descansar.

Con la claridad mental que da el descanso he pensado que me tengo que plantear nuevas estrategias. El distanciamiento es correcto para no atosigarla, pero debe ir acompañado de algunos momentos de acercamiento distintos a los actuales.

Ahora mismo no tengo más argumento que mi lastimero "por favor, por favor", y creo que es mejor pasar a la acción, estimular su mente.

Creo que debo intentar explotar su probable bache matrimonial, no tanto en lo emocional (que ahí es donde quería incidir) sino el lo meramente sexual. Mis vacaciones me servirán para pensar cómo plantear las cosas, pues desde luego no hay que parecer un deseperado baboso ni un acosador, pero sí estimular la probable falta de excitación que se pierde tras varios años de matrimonio.

De nuevo me agarro a una chincheta plantada en lo alto de un precipicio, pero sólo cuento con el indicio de su momento "dificultoso", de sus años de matrimonio y del sentido común, que dice que todas las parejas pasan por sus momentos de bajón, sobre todo cuando la rutina se empieza a afianzar (más tarde o se adaptan o mueren, pero del bache tras cuatro o cinco años no creo que haya nadie que se libre).

¿Qué frases elegir? ¿Cómo ser excitante sin dejar de ser elegante? Y sobre todo ¿cómo calentar una conversación sin estar fuera de contexto?

De nuevo el handicap son los escasos segundos que tengo cada día, pues en las distancias cortas tengo más ventaja, pero ya se me ocurrirá algo para que reaccione... para bien o para mal, pero desde luego menos de lo que tengo ahora no voy a tener, así que tendré que apostar todo a una carta.

martes, 11 de marzo de 2008

Demoledora respuesta

Le he ido a preguntar si necesita llegar al destino temprano para preparar la lógistica del viaje, me ha dicho que sí. Luego le he escrito un mail diciéndole que realmente la pregunta no tenía mucho sentido, pues la hacía para tener una excusa para dirigirme a ella.

He intentando ser gracioso pregutándole si la pregunta había parecido tener algún sentido... y su respuesta ha sido demoledora: "No, pero ni caso...".

Escueto mail, patada en los huevos por gilipollas.

No puedo negar la evidencia, estoy creando una gran bola de mierda en mi cabeza y ya sólo se me ocurren salidas poco razonables.

Putrefacción

Es agónico comprobar que mi convencimiento de poder estar con ella choca cada día con la realidad. Es posible que pudiera llegar a tener algo más que su cariño, pero si no puedo pasar ni un minuto a su lado lo único probable es que me acabe olvidando o, en el mejor de los casos, teniendo tan presente como cualquier otro mobiliario de la oficina.

Cuando estos pensamientos me asaltan intento soltar lastre emocional, pero en el cuarto de baño hay un pestazo aún más insoportable, así que ni llorar tranquilo puede uno.

El viaje

La angustia y la agonía va en aumento, incluso empiezo a temer perder el control en algún momento, sobre todo cuando apenas duermo un par de horas por el agotamiento que me provoca buscar la excusa para pasar un minuto a tu lado. La terapia está perdiendo efecto y la tentación de pedirte, no ya ser correspondido sino simplemente auxilio, va en aumento.

Mi única esperanza es que el azar, destino o lo que diablos mueva los hilos de los sucesos haga coincidir la petición de viaje de tu cliente con el día que me toca viajar a mí. He puesto de mi parte, he buscado el día más probable para ti, ahora mi esperanza está en un tabla de salvación, en forma de llamada telefónica, lanzada al mar por alguien a quién no conozco.

No sé rezar, pero si supiera elevaría plegarias para que al menos eso se me fuera concedido, pues en el pecado llevo mi penitencia, y en la consciencia de saber que todo esto es absurdo y sólo está en mi mente.

lunes, 10 de marzo de 2008

No hay comida, pero...

Tras un fin de semana espantoso, en el que no me la he podido quitar de la cabeza ni un instante, se me ha ocurrido una forma despreocupada de pedirle que comamos juntos. Para no mostrar mi absoluta desesperación le he dicho que tengo una semana complicada en el trabajo, con varias reuniones por la tarde y algún viaje, pidiéndole que me dijera qué día le venía mejor.

El resultado es que ninguno. Sin embargo parece que no es por nada personal, sino que su agenda sí que está complicada. Su mail de respuesta ha sido este:
"Uf, yo esta semana la tengo complicada porque, además de ir también de viaje un día, no se aún cuando. Mi partner está de viaje de trabajo y lo tengo complicado."

Entiendo que si su marido está de viaje se tengan que repartir el cuidado del niño, lo que le deja poco movimiento.

Así que lo que he hecho es intentar hacer coincidir su viaje con el mío. Es como jugar a los dados, con una probabilidad de 1 entre 4 (los días de esta semana). Me ha dicho que el miércoles no puede, así que he quitado ese día apra mi viaje: probabilidad de 1 a 3.

Aunque posiblemente tengamos compañía estaría cerca de ella un mínimo de cuatro horas, y aunque sea de charla intrascendente oír su voz me reconfortaría.

viernes, 7 de marzo de 2008

El aire de la UVI

¿Cómo se puede echar tanto de menos a alguien que sólo hace un par de horas que no veo? La idea de estar así todo el fin de semana me asfixia.

Acabo de presentar una solicitud de vacaciones para semana santa, prefiero estar lejos de ella y vivir asfixiado, como un enfermo en la UVI, que seguir respirando este aire envenenado de verla sólo unos minutos. Soñaré con ella, querré llamarla por teléfono, pero todo estará en mi cabeza y objetivamente nada me recordará su imagen.

Los enfermos en la UVI tienen dos opciones, o recuperarse o morir. Como esta segunda opción no la veo probable sólo queda recuperarme, con dolores, con angustia, con doble ración de terapia emocional, con máscara de oxígeno, pero no creo que pueda ser peor que esto.

Es una maldición sin salida, si no la veo me asfixio, si la veo y luego la dejo me hundo en mi propia mierda (y a ver quién respira bajo la mierda).

No saber qué decir

Me recibe esta mañana con una sonrisa, alarga la charla unos instantes, me llama para que hablemos del favor que le pedí... yo yo no sé que decir. Me he metido tanto en mi papel profesional, de no dejar vislumbrar nada de lo que llevo dentro, que cuando ella tiene ganas de charla (me habla del frío que hace, de sus catarros, de su niño...) yo no sé que decir. Mi mente está nublada ante sus ojos.

Hoy he estado absorto escuchando su voz, sus problemas al respirar, no necesitaba estetoscopio para oír sus bronquios... pero no he sabido articular palabra.

¿Hasta dónde es positivo aparentar normalidad? Desde luego si muestro mis sentimientos la aburriría, con lo que por esta vez supongo que no está mal, pero con las poquitas ocasiones que tengo para estar cerca de ella me jode infinito no poder hacer más que estar con las orejas tiesas.

jueves, 6 de marzo de 2008

Detener el tiempo

Mucho han escrito los científicos sobre los viajes en el tiempo, pero yo sólo he experimentado la sensación de ralentizarlo, prácticamente detener todo el movimiento y dejarlo correr a cámara superlenta.

Cuando entro cada mañana por la puerta me preparo para verte y cuando abro te veo sentada en tu mesa a varios metros. A partir de ese instante no veo más que tu cara.

El tiempo se ralentiza mientras hago mi camino, que lo vivo como un dulce nirvana, en el que no hay más pensamientos que tu imagen.

Cuando paso a tu altura el tiempo se acelera, pues tengo que girar la cabeza para no perderte de vista, pero siguiendo caminando hacia mi sitio.

Finalmente te pierdo de vista y caigo en el tiempo real, en el que tu imagen ya sólo está impresa en un recuerdo de muchos minutos, aunque apenas hubieran transcurrido unos segundos.

Me traiciona el inconsciente

Tanto planear el momento de pedirle que comamos juntos y finalmente voy y se lo suelto esta mañana. Lo cierto es que tenía una excusa para hablar con ella, comprobando además que vuelve a estar algo fastidiada del sistema respiratorio.

Tras un poquito de charla, y viendo que a ella le apetecía, más o menos he hecho venir a cuento lo de la comida ("a ver si comemos un día la semana que viene y charlamos"). Su primera reacción ha sido interrogarse sobre la semana que viene. No he incidido mucho más, pero el primer paso está dado, y creo que el siguiente habrá que dejarlo para el lunes, intentando concretar el día de la comida.

Luego, a cuenta de un mail de una actividad cultural que le envié, hemos seguido charlando por mail. Y posteriormente me ha escrito por GTalk para pedirme alguna ayuda profesional, que ha tenido que derivar en un rato a su lado.

Me cuesta horrores mantener la compostura a su lado, me encanta observarle las manos y las piernas, y mi atención apenas da para nada más.

He podido pasar mucho rato a su lado y me he comportado de manera muy profesional, si bien en un momento dado casi se me escapa un comentario inoportuno y un "que me traiciona el inconsciente".

Y es que por un lado quiero mantener la compostura, pero por otro no quiero que se olvide que estoy ahí, a su lado, con unas ganas locas de abrazarla y apoyar mi cabeza en su pecho.

Cuando los temas planteados no han dado más de sí se me ha ocurrido pedirle ayuda profesional para un tema en el que estoy trabajando, con lo que dejo sentada la base para tener otra oportunidad de estar un nuevo rato a su lado.

Sigue sintiéndote halagada

Cuando te regalé las flores con bombones, hace ya unos cuantos años, me dijiste que te sentías halagada En aquellos momentos desprendías alegría por los cuatro costados, era el principio de tu convivencia en pareja, de tu nuevo trabajo, y de los admiradores secretos (aunque se lo contaras a tu marido, vaya gracia).

Ahora sigo viendo tu sonrisa, pero no dura tanto tiempo, tu mirada trasluce que la vida en rosa se torna del gris cromático de la rutina, agradable, por con sus altibajos.

Sin embargo hay algo que no cambia, puedes seguir sintiéndote halagada, pues te regalaré bombones con flores todas las mañanas.

miércoles, 5 de marzo de 2008

La angustia de sus visitas

Mirando estaba su foto cuando he recibido un mail suyo para una cuestión de trabajo. Cuando estaba contestándole ha venido a mi mesa a preguntar las dudas y he empezado a sentir una tremenda ansiedad y nauseas que he tenido que ocultar.

He derivado sus dudas en otra persona, y mientras hablaba no he podido evitar dejar de mirarla. Su cintura, sus hombros, su pelo... me he detenido en cada centímetro de su cuerpo, rememorando el tacto de sus manos e imaginándome el roce con el resto de su piel.

Cuando ha acabado con la otra persona se ha acercado a mí para seguir hablando de trabajo, y yo me he inventado alguna excusa profesional para darle un poco de conversación y escuchar su voz unos instantes más.

Se ha ido y tengo unas ganas horrorosas de devolver la comida y de retomar la terapia que hacía unos días que no me hacía falta.

Como los pimientos con ajo

Siento que me repito (como los pimientos asados con mucho ajo), doy vueltas sobre lo mismo, pero no puedo evitar andar en círculos y mirarla furtivamente mientras espero el momento de pedirle que comamos juntos.

A veces voy al baño, o a la impresora para verla trabajar. En ocasiones tengo suerte y alza la vista indiferente, la mayoría permanece centrada en su tarea.

Abro su ventana en el GTalk como si la llamara por teléfono, descolgara y no dijera ni palabra, pero sintiendo que está ahí.

Ahora me pregunto cuál será el momento más adecuado para sugerirle que comamos, y cómo hacerlo. ¿Quizás por mail? ¿qúizás por la mañana al llegar en esos segundos que interactuamos? ¿quizás por GTalk?

Dado que el mail y el GTalk están silenciados desde hace días creo que lo más adecuado es hacerlo en persona, usando estos medios para concretar los detalles.

No sé si mañana es un buen día, o quizás el viernes, simplemente para decirle que hace mucho que no nos pegamos una charla, y que podríamos quedar para comer o merendar la semana que viene. Creo que el viernes le puedo hacer el comentario y el lunes pedirle la comida, pues tengo que jugar con que ella no se planifica a largo plazo.

La semana que viene tengo que buscar el restaurante, alguna heladería o tetería cerca, algún sitio para pasear... luego seguro que me deja poco tiempo, pero al menos debo preparar el terreno.

Una sonrisa a cuenta del frío

Esta mañana ha amanecido con un frío considerable, y cunado he llegado debía tener la cara como un témpano, pues ella me ha comentado sonriendo que tengo cara de frío. Yo he hecho algún comentario intrascendente y he seguido mi camino, pero me ha seguido hablando así que he vuelto a disfrutar de su sonrisa.

Definitivamente el lunes simplemente tenía sueño, pues ayer y hoy ha estado muy agradable conmigo, si bien sólo hemos tenido unos segundos de contacto dado que yo estoy intentando mantener la distancia para que no se ponga a la defensiva conmigo.

Lo cierto es que cada vez que miro su foto no puedo evitar cierta sensación de angustia, pues me siento muy lejos de ella y no sé cómo acelerar el proceso de acercarme.

martes, 4 de marzo de 2008

La primera comida

Tras unos meses desde que llegó a la empresa, y tras haberle dado varias señales de que había algo que noera normal, me decidí a comer con ella.

Realmente no hubo nada de particular en la invitación, dos compañeros de trabajo que en comen juntos en su hora de comida, pero le intenté dar una trascendencia que resultó en algo bastante lamentable.

Dado que teníamos una hora no me planteé ningún sitio especial, sólo un sitio de menús en el que no nos encontráramos a compañeros de la oficina. Lo cierto es que la comida estaba bastante mala, y el sitio era muy poco glamuroso.

Cuando subió a mi coche le puse la canción "Te necesito" de Amaral, aunque ella no le prestó mayor atención que para decir que Amaral le gustaba.

Todo el rato estuve apesadumbrado, nervioso, como intentando dar pena, pero bastante patético, creo.

Le conté lo que me pasaba y ella dijo sentirse alagada... y ya está. Fue muy diplomática, y me desarmó al primer segundo, pues tampoco es que yo pusiera mucho más de mi parte.

Después de aquella actuación estelar me retiré un tiempo, hasta volver a ver una ocasión más propicia varios años después.

La segunda comida estuvo mejor, ya con las cartas sobre la mesa y en un restaurante un poco mejor. Sin tanta limitación de tiempo (ella ya estaba con jornada reducida por haber tenido al niño) pude explayarme, y aunque estuve muy nervioso y ella tenía un catarro de cierta consideración fue la primera vez que le acaricié sus manos y, ante mi sospresa, ella no mostró ningún rechazo a las caricias, que fueron repetidas.

Lo cierto es que pasé un par de horas gloriosas con ella, sentí que estaba haciendo camino y que había camino por recorrer, y ahí enfrentamos nuestros proyectos, ella decidida a que lo nuestro puede ser una amistad interesante, yo decidido a conquistarla.

lunes, 3 de marzo de 2008

Frío y sueño

Por esas casualidades que se fomentan hoy he podido compartir unos minutos de camino al trabajo. He estado correcto, informal, nada acosador, pero ella apenas ha esbozado que tiene frío por el sueño de esa hora.

Efectivamente tenía cara de sueño, pero no sé si esa es la única causa para que no me quisiera contar apenas nada de lo que ha hecho en el fin de semana ante mis preguntas bastante explícitas.

Me ha dicho que ha pasado tiempo con los amigos, pero no ha querido entrar en ningún detalle, haciéndose el silencio. Para rellenarlo le he contado un poco lo que he hecho yo, pero de nuevo no ha aportado un ápice de información.

Por un lado se puede achacar que a esas horas no se tienen muchas ganas de hablar, pero cada vez me tengo que hacer más a la idea que hay bastantes probabilidades de que decline mi próxima invitación a comer, pues parece que está creando cierta distancia, aunque no sé adivinar muy bien porqué, pues creo que mi actitud está siendo la adecuada y no muestra en exceso la dependencia que tengo de pasar unos instantes a su lado.

Por ahora hoy sigue seria, más bien concentrada en el trabajo, sobre el que sí esbozó que le gustaría hacerlo desde casa pues su trabajo es bastante independiente.

Creo que debo observar sus reacciones estos días, a fin de cuentas tengo una semana hasta hacerle la invitación.