jueves, 6 de marzo de 2008

Me traiciona el inconsciente

Tanto planear el momento de pedirle que comamos juntos y finalmente voy y se lo suelto esta mañana. Lo cierto es que tenía una excusa para hablar con ella, comprobando además que vuelve a estar algo fastidiada del sistema respiratorio.

Tras un poquito de charla, y viendo que a ella le apetecía, más o menos he hecho venir a cuento lo de la comida ("a ver si comemos un día la semana que viene y charlamos"). Su primera reacción ha sido interrogarse sobre la semana que viene. No he incidido mucho más, pero el primer paso está dado, y creo que el siguiente habrá que dejarlo para el lunes, intentando concretar el día de la comida.

Luego, a cuenta de un mail de una actividad cultural que le envié, hemos seguido charlando por mail. Y posteriormente me ha escrito por GTalk para pedirme alguna ayuda profesional, que ha tenido que derivar en un rato a su lado.

Me cuesta horrores mantener la compostura a su lado, me encanta observarle las manos y las piernas, y mi atención apenas da para nada más.

He podido pasar mucho rato a su lado y me he comportado de manera muy profesional, si bien en un momento dado casi se me escapa un comentario inoportuno y un "que me traiciona el inconsciente".

Y es que por un lado quiero mantener la compostura, pero por otro no quiero que se olvide que estoy ahí, a su lado, con unas ganas locas de abrazarla y apoyar mi cabeza en su pecho.

Cuando los temas planteados no han dado más de sí se me ha ocurrido pedirle ayuda profesional para un tema en el que estoy trabajando, con lo que dejo sentada la base para tener otra oportunidad de estar un nuevo rato a su lado.

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