jueves, 13 de marzo de 2008

Con nocturnidad, pero sin alevosía

No lo puedo remediar, apenas duermo un par de horas y ya estoy dándole vueltas a la cabeza para buscar alternativas. Tras haberse frustado el intento de coincidir en el viaje (estoy en el destino más solo que la una, pues apenas tengo trabajo ya que me inventé la necesidad del viaje por la posibilidad de intentar coincidir con ella) me sigo negando a asumir la evidencia, mientras hay vida hay posibilidad de hacer cosas para conseguir los objetivos.

Cierto es que debo reflexionar unos días sobre las palabras a utilizar para plantear un asalto más agresivo, pero mientras tanto intentaré un cambio de contexto. Mañana por la mañana la esperaré a la entrada del trabajo, y en el camino le propondré, con todo el morro del mundo, salir por la noche... ¿proponerle salir por la noche a una mujer casada y con niño? Absolutamente descabellado, sí, pero sé que a ella le encanta ir de marcha, y a su marido no le gusta en absoluto, así que la tentaré con algo que le gusta. Soy consciente de que la respuesta va a ser absolutamente negativa, pero al menos asociará en su mente algo que le apetece (salir de copas y bailoteo) conmigo.

Es algo preregrino, pero he de abrir nuevas vías por las que pueda buscar un contexto distinto del laboral, y ante sus negativas nada mejor que mi constancia.

Parezco eufórico, y es que las horas de viaje me permiten darle vueltas a la cabeza e inventarme la historia que más me convenga, lo que funciona como la heroína, que mientras tienes la dosis en vena va de puta madre, pero cuando te das cuenta que la dosis se acaba la bajada a la realidad llega hasta el séptimo infierno.

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