miércoles, 12 de marzo de 2008

Cinco horas

Por fin he podido dormir algo, cinco horas nada menos, tras las cuales estaba claro cuál iba a ser mi primer pensamiento, pero al menos creo que mi mente ha descansado un rato, pues no recuerdo haber soñado con ella esta noche. Supongo que el agotamiento me ha hecho descansar.

Con la claridad mental que da el descanso he pensado que me tengo que plantear nuevas estrategias. El distanciamiento es correcto para no atosigarla, pero debe ir acompañado de algunos momentos de acercamiento distintos a los actuales.

Ahora mismo no tengo más argumento que mi lastimero "por favor, por favor", y creo que es mejor pasar a la acción, estimular su mente.

Creo que debo intentar explotar su probable bache matrimonial, no tanto en lo emocional (que ahí es donde quería incidir) sino el lo meramente sexual. Mis vacaciones me servirán para pensar cómo plantear las cosas, pues desde luego no hay que parecer un deseperado baboso ni un acosador, pero sí estimular la probable falta de excitación que se pierde tras varios años de matrimonio.

De nuevo me agarro a una chincheta plantada en lo alto de un precipicio, pero sólo cuento con el indicio de su momento "dificultoso", de sus años de matrimonio y del sentido común, que dice que todas las parejas pasan por sus momentos de bajón, sobre todo cuando la rutina se empieza a afianzar (más tarde o se adaptan o mueren, pero del bache tras cuatro o cinco años no creo que haya nadie que se libre).

¿Qué frases elegir? ¿Cómo ser excitante sin dejar de ser elegante? Y sobre todo ¿cómo calentar una conversación sin estar fuera de contexto?

De nuevo el handicap son los escasos segundos que tengo cada día, pues en las distancias cortas tengo más ventaja, pero ya se me ocurrirá algo para que reaccione... para bien o para mal, pero desde luego menos de lo que tengo ahora no voy a tener, así que tendré que apostar todo a una carta.

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